martes, 7 de diciembre de 2010

Hundimiento del Loa


A 7 millas al norte del Callao, el buque chileno Loa hacia un reconocimiento, encontrando una lancha cargada de víveres, la que fue examinada y al comprobarse que no existía peligro alguno, fue apresada, a pesar de las órdenes determinantes de los altos mandos de evitar cualquiera de estos regalos, ya que se suponía eran trampas.

Pero era una trampa. Entre los víveres se encontraba oculta una carga de dinamita que debía estallar cuando fuera enganchada a la embarcación chilena. Al cumplir con la maniobra de rigor, se produjo una explosión que echo al fondo del mar al Loa, dejando gran cantidad de muertos en la tripulación chilena.

Hundimiento de la Covadonga


Mientras la Covadonga cumplía una inspección en la bahía de Chancay, el Capitán de Corbeta Pablo de Ferrari, comandante de dicho buque, se acerco con su buque a 500 metros de la playa para bombardear la línea del ferrocarril.

Cumplida su misión, al retirarse divisó dos lanchas enemigas a corta distancia de tierra. Cumpliendo con las instrucciones que tenia de bombardear cualquier nave enemiga que se pusiera en movimiento, comenzó a disparar sobre ellas. El grueso de sus fuegos cayo sobre la embarcación de mayor tamaño hundiéndola, dejando intacta la más pequeña.

El comandante de Ferrari, al apreciar que se encontraba desierta, pensando que había sido abandonada por sus tripulantes por el ataque, ordena a uno de sus oficiales arriar un bote y dirigirse a el con gente armada por si se tratara de una trampa. Al llegar estos al costado de la embarcación pequeña y revisarla, no encontrando nada sospechoso en ella, dan aviso a su comandante que no existía peligro.

El comandante de la Covadonga, entonces ordeno remolcarla junto a su buque. Cuando se cumplió esta operación, y la embarcación era izada al costado del buque chileno, estallo un deposito de dinamita escondido.

La explosión fue tan grande que hizo pedazos el casco de la heroica corbeta chilena, la cual se hundió solo en tres minutos, pereciendo ahogados su comandante y noventa hombres de su tripulación.

Destrucción del Puerto de Callao


Vencido el Ejército peruano en las Batallas de Chorrillos y Miraflores, las tropas de Baquedano estaban a las puertas de Lima y ya nada podía hacer el Perú para evitarlo.

En las primeras horas del día 17 de enero de 1881, las tropas peruanas del Callao, procedieron a dinamitar los fuertes que defendían el lugar. El primero fue el Zepita, luego el Junín, Pichincha, Merced, Independencia, Abato y Provisional.

No quedaba mas que hacer, la guerra estaba perdida, solo quedaba evitar que los chilenos aprovecharan los buques, procediendo a vararlos e incendiarlos, dando fin a lo que quedaba de la Escuadra peruana.

El Comandante Astete fue el encargado de dar la orden de destrucción. El primero en vararse fue la Unión, el más grande dolor de cabeza de los chilenos desde la captura del Huáscar. Siguieron la misma suerte el Atahualpa, Rimac, Oroya, Chalaco, limeña y Talismán.

Combate de Torpederas

25 de mayo de 1880

Tres lanchas peruanas la madrugada del día 25 de Mayo fueron avistadas por el Comandante de la Janaqueo, Capitán Luis Goñi, dando aviso a la Guacolda, emprendiendo ambas la persecución de estas, dando alcance a la torpedera peruana Independencia, comandada por el Teniente José Gálvez. Las lanchas chilenas comenzaron el ataque lanzando un torpedo sobre la embarcación enemiga, dando en el blanco enviándola a pique. El valiente Comandante peruano, antes de que terminara de hundirse su embarcación, alcanzó a lanzar una granada sobre la Janaqueo, provocando la explosión de la embarcación chilena. La janaqueo y la Independencia terminaron ese día en el fondo del mar.

6 de diciembre de 1880

Aún se encontraba la Escuadra chilena bloqueando el puerto del Callao.

Chile contaba con cuatro lanchas misileras llamadas Tucapel, Guacolda, Colo Colo y Fresia. El Perú contaba también con cuatro, de nombres Urcos, Arno, Capitanía y Resguardo.

En la madrugada del día 6 de diciembre de 1880 las torpederas chilenas hacían el acostumbrado paseo de vigilancia, cuando la Fresia fue sorprendida por el ataque de la lancha Arno, la cual era escoltada por las otras tres lanchas.

Comenzó un pequeño combate, en el cual la Fresia, no tenía esperanzas de ganar. Al oír los disparos, la escuadra chilena se dirigió a prestar ayuda, quedando al alcance de los disparos de los fuertes peruanos. El capitán Viel, que estaba al mando de la escuadra debido a la ausencia de Riveros, ordeno retirarse del alcance peruano, produciéndose durante dicha acción el hundimiento de la Fresia al ser alcanzado por un proyectil lanzado por los fuertes.

Bloqueo al puerto de Callao

Ya había pasado demasiado tiempo de inactividad para la escuadra chilena, cuando recibió la orden de bloquear el puerto peruano del Callao.

Esta vez el bloqueo no seria pacifico; las instrucciones eran claras, se debía destruir y bombardear cualquier embarcación peruana apostada en el lugar y haciendo entrar las lanchas torpederas al puerto para evitar la huida de las embarcaciones enemigas. Todas estas actitudes, no hacían mas que mostrar la falta de capacidad del gobierno chileno para lograr la paz por medios más pacíficos.

Los buques encargados de tal acción eran el Blanco Encalada, Pilcomayo, Huascar, Angamos, Matías Cousiño, y las torpederas Janaqueo y Guacolda.

Al amanecer del día 9 de abril de 1880 entraba el Huascar al Callao escoltando a las lanchas torpederas chilenas, con la misión de destruir a los buques peruanos Atahualpa y La Unión que se encontraban en el lugar. El Huascar y la Guacolda calcularon mal el tiempo de reunión, dejando sola a la Janaqueo. Su capitán, el teniente Goñi, en vez de esperar a sus compañeros, se lanzo solo a cumplir el plan, pasando entre buques neutrales hasta llegar frente a la Unión. El capitán chileno, convencido de que cumpliría con su misión, dio la orden de lanzar el primer torpedo contra el buque peruano. Lamentablemente para sus pretensiones, no contaba con la suspicacia del comandante Villavicencio de la embarcación peruana, el cual hizo rodear su embarcación con una red que hizo chocar el torpedo sin causar ningún daño a su embarcación, previniendo así, cualquier ataque inesperado.

El 10 de abril fue notificado el bloqueo por el almirante chileno Galvarino Riveros, dando tiempo así a los neutrales a tomar las provisiones del caso.

El 22 de abril, se efectúa el primer bombardeo sobre el Callao, realizado por el Huáscar, Pilcomayo y Angamos, quienes se ensañaron con la Dársela y los fuertes, pero por la distancia, causando muy poco daño. Los ataques fueron repetidos en numerosas ocasiones, sin lograr algo realmente importante para la escuadra chilena.

El bloqueo al Callao, se prolongó por alrededor de 9 meses.

Bombardeo de Arica

Ya el Huáscar en posición de la armada chilena luego del combate naval de Angamos, debido al pésimo estado en que quedo por el bombardeo del Cochrane y el Blanco Encalada, debió ser llevado para su reparación y reforzarlo al puerto chileno de Valparaíso.

El elegido para comandar el monitor que tantos problemas había dado a Chile fue el capitán de fragata Manuel Thompson, quien una vez reparado el buque lo dirigió al norte, con rumbo al puerto peruano de Arica para unirse al resto de la escuadra chilena que mantenía el bloqueo del lugar.

Se le habían instalado al monitor dos cañones de 40 libras con alcance de 7000, por lo cual lo hacían un buque de temer para los fuertes peruanos ubicados en el morro.

El Huáscar se acerco demasiado a tierra con la intención de bombardear el ferrocarril, recibiendo una lluvia de proyectiles desde los fuertes y del monitor Manco Cápac, que funcionaba como fuerte flotante. Una de esas descargas dio de lleno en el monitor, causando mucho daño al buque y dejando varios heridos.

El bombardeo llevaba casi una hora, donde la escuadra disparaba y se alejaba del alcance de la artillería enemiga.

A media tarde y cuando el bombardeo había acabado, el Manco Cápac se puso en movimiento para llamar la atención del enemigo y así acercarlo a las posiciones de defensa. El comandante Thompson acepto el reto, acelerando los motores para espolonear al buque peruano, pero fue tanta la presión ejercida en las calderas que estas explotaron dejando inmóvil al monitor chileno a merced del Manco Cápac, el cual abrió fuego contra el dando de lleno con un proyectil de 500 libras, dando muerte así al comandante Thompson.

El segundo comandante del monitor toma el mando, sacando al Huáscar de la línea de fuego enemigo.

Captura de la Pilcomayo


El Blanco Encalada se encontraba haciendo reconocimientos cerca del puerto peruano de Mollendo cuando desde sus posiciones se divisaron tres humos al sur, que venían en dirección al blindado chileno. Eran los buques peruanos la Unión, Pilcomayo y el Chalaco.

La Unión al reconocer al Blanco y sabiendo que este era muy superior a cualquiera de los tres, retrocedió tomando rumbo al sur, al encuentro de los 2 buques que lo acompañaban. Reunidos los tres comandantes, forjaron el plan de huida para evitar ser capturados. La Unión, el más rápido de los tres, debía atraer al blindado dando así tiempo a sus aliados para huir, por lo cual tomo rumbo al oeste llamando la atención del enemigo, mientras la Pilcomayo tomo rumbo a toda maquina hacia el sur y el Chalaco tomo rumbo sureste.

El almirante Galvarino Riveros, sabedor de la velocidad de la Unión y de lo difícil que seria darle alcance se decidió ir tras la Pilcomayo a toda maquina.

El comandante del buque peruano, don Carlos Ferreiros, se percata que su perseguidor se acercaba rápidamente y sabia que seria imposible huir, por lo cual cito a sus oficiales para decidir la suerte de su buque. La decisión fue tomada rápidamente, debían incendiarlo o hundirlo, evitando así caer en manos del enemigo.

Ya a menor distancia el Blanco comenzó a disparar sobre la cañonera peruana causándole mucho daño, mientras eran abiertas las válvulas de esta y desparramo sobre su buque todo elemento inflamable para poder quemarlo. Al iniciarse el incendio, detuvo el buque arriando los botes para salvar a su gente, los cuales con banderas blancas anunciaban que no entrarían en combate.

El almirante chileno al llegar al lugar hizo abordar la cañonera enemiga por el comandante Goñi, el cual arrió la bandera peruana que se mantenía flameando, cambiándola por la chilena. Se envió gente a apagar el incendio y cerrar las válvulas, evitando así la perdida de la nave. Una vez cumplida la misión, fue llevada la cañonera a remolque por el Blanco hasta Pisagua, reparado el buque fue llevado a Valparaíso.