martes, 7 de diciembre de 2010

Bombardeo del Puerto de Iquique


La Escuadra chilena estaba ofuscada. El Almirante Juan W. Rebolledo maldecía su mala estrella.

Su viaje al Callao para sorprender a la escuadra enemiga había fallado, y en su lugar los buques peruanos habían azotado Iquique.

La noche anterior habían tenido en la mira al Huáscar, pero también habían fallado, permitiendo la huída del monitor.

Furioso con tanto traspié, Williams Rebolledo debía descargar su ira. La forma era una sola: Bombardear el puerto peruano de Iquique.

El oficial peruano Delhorme, destinado en Iquique, se encontraba en el morro cuando al apreciar la bahía, noto que los buques chilenos que mantenían el bloqueo no se encontraban en sus posiciones acostumbradas, sino que estaban en formación de ataque apuntando sus cañones hacia el puerto.

El bombardeo lo comenzó el Blanco Encalada apuntando sobre la prefectura. Esta vez no hubo aviso que permitiera evacuar a los civiles. Una lluvia de proyectiles siguió al del buque del Almirante, destruyendo todo lo que había a su alcance. Toda la ciudad temblaba con los atronadores golpes de fuego.

Mas de 40 cañonazos azotaron la ciudad, después de los cuales la Escuadra chilena volvió a sus antiguos lugares a mantener el bloqueo.

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