Vencido el Ejército peruano en las Batallas de Chorrillos y Miraflores, las tropas de Baquedano estaban a las puertas de Lima y ya nada podía hacer el Perú para evitarlo.
En las primeras horas del día 17 de enero de 1881, las tropas peruanas del Callao, procedieron a dinamitar los fuertes que defendían el lugar. El primero fue el Zepita, luego el Junín, Pichincha, Merced, Independencia, Abato y Provisional.
No quedaba mas que hacer, la guerra estaba perdida, solo quedaba evitar que los chilenos aprovecharan los buques, procediendo a vararlos e incendiarlos, dando fin a lo que quedaba de la Escuadra peruana.
El Comandante Astete fue el encargado de dar la orden de destrucción. El primero en vararse fue la Unión, el más grande dolor de cabeza de los chilenos desde la captura del Huáscar. Siguieron la misma suerte el Atahualpa, Rimac, Oroya, Chalaco, limeña y Talismán.
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