Los buques chilenos Blanco Encalada y Chacabuco llegaron frente a las costas de Pisagua y comenzaron a bajar botes donde desembarcaban marineros chilenos armados con dirección hacia la costa.
Las fuerzas peruanas apostadas en tierra empezaban a ser distribuidas por el Coronel Moreno. Fueron enviados los jinetes del Escuadrón Guía en busca de las tropas del General Buendía, enviaron la Segunda Compañía rumbo al sector norte, al Comisario Benigno Maldonado con sus Gendarmes a la zona sur.
No esperando más el Coronel Moreno dio la orden de abrir fuego sobre las embarcaciones menores chilenas, lo cual fue respondido con cañoneos del Chacabuco hacia tierra, seguidos por fuego hecho por el Blanco Encalada.
Los botes chilenos replegados por la lluvia de balas que venían desde tierra comenzaron a retornar a sus buques.
El Blanco comenzó a apuntar ya no hacia las tropas, sino que hacia la ciudad, provocando un incendio en ella, especialmente en la aduana.
El Almirante chileno Juan Williams Rebolledo da aviso a tierra que en tres horas más bombardeará la ciudad completamente, y que en ese transcurso deberían huir del lugar.
Los bomberos trataban de sofocar el fuego, mientras que los soldados del Ayacucho retornaban a sus puestos y los civiles abandonaban la ciudad, subiendo a los cerros.
Comienza el mortal bombardeo, pulverizando la ciudad de Pisagua, haciéndola arder por completo.
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