martes, 7 de diciembre de 2010

Hundimiento del Loa


A 7 millas al norte del Callao, el buque chileno Loa hacia un reconocimiento, encontrando una lancha cargada de víveres, la que fue examinada y al comprobarse que no existía peligro alguno, fue apresada, a pesar de las órdenes determinantes de los altos mandos de evitar cualquiera de estos regalos, ya que se suponía eran trampas.

Pero era una trampa. Entre los víveres se encontraba oculta una carga de dinamita que debía estallar cuando fuera enganchada a la embarcación chilena. Al cumplir con la maniobra de rigor, se produjo una explosión que echo al fondo del mar al Loa, dejando gran cantidad de muertos en la tripulación chilena.

Hundimiento de la Covadonga


Mientras la Covadonga cumplía una inspección en la bahía de Chancay, el Capitán de Corbeta Pablo de Ferrari, comandante de dicho buque, se acerco con su buque a 500 metros de la playa para bombardear la línea del ferrocarril.

Cumplida su misión, al retirarse divisó dos lanchas enemigas a corta distancia de tierra. Cumpliendo con las instrucciones que tenia de bombardear cualquier nave enemiga que se pusiera en movimiento, comenzó a disparar sobre ellas. El grueso de sus fuegos cayo sobre la embarcación de mayor tamaño hundiéndola, dejando intacta la más pequeña.

El comandante de Ferrari, al apreciar que se encontraba desierta, pensando que había sido abandonada por sus tripulantes por el ataque, ordena a uno de sus oficiales arriar un bote y dirigirse a el con gente armada por si se tratara de una trampa. Al llegar estos al costado de la embarcación pequeña y revisarla, no encontrando nada sospechoso en ella, dan aviso a su comandante que no existía peligro.

El comandante de la Covadonga, entonces ordeno remolcarla junto a su buque. Cuando se cumplió esta operación, y la embarcación era izada al costado del buque chileno, estallo un deposito de dinamita escondido.

La explosión fue tan grande que hizo pedazos el casco de la heroica corbeta chilena, la cual se hundió solo en tres minutos, pereciendo ahogados su comandante y noventa hombres de su tripulación.

Destrucción del Puerto de Callao


Vencido el Ejército peruano en las Batallas de Chorrillos y Miraflores, las tropas de Baquedano estaban a las puertas de Lima y ya nada podía hacer el Perú para evitarlo.

En las primeras horas del día 17 de enero de 1881, las tropas peruanas del Callao, procedieron a dinamitar los fuertes que defendían el lugar. El primero fue el Zepita, luego el Junín, Pichincha, Merced, Independencia, Abato y Provisional.

No quedaba mas que hacer, la guerra estaba perdida, solo quedaba evitar que los chilenos aprovecharan los buques, procediendo a vararlos e incendiarlos, dando fin a lo que quedaba de la Escuadra peruana.

El Comandante Astete fue el encargado de dar la orden de destrucción. El primero en vararse fue la Unión, el más grande dolor de cabeza de los chilenos desde la captura del Huáscar. Siguieron la misma suerte el Atahualpa, Rimac, Oroya, Chalaco, limeña y Talismán.

Combate de Torpederas

25 de mayo de 1880

Tres lanchas peruanas la madrugada del día 25 de Mayo fueron avistadas por el Comandante de la Janaqueo, Capitán Luis Goñi, dando aviso a la Guacolda, emprendiendo ambas la persecución de estas, dando alcance a la torpedera peruana Independencia, comandada por el Teniente José Gálvez. Las lanchas chilenas comenzaron el ataque lanzando un torpedo sobre la embarcación enemiga, dando en el blanco enviándola a pique. El valiente Comandante peruano, antes de que terminara de hundirse su embarcación, alcanzó a lanzar una granada sobre la Janaqueo, provocando la explosión de la embarcación chilena. La janaqueo y la Independencia terminaron ese día en el fondo del mar.

6 de diciembre de 1880

Aún se encontraba la Escuadra chilena bloqueando el puerto del Callao.

Chile contaba con cuatro lanchas misileras llamadas Tucapel, Guacolda, Colo Colo y Fresia. El Perú contaba también con cuatro, de nombres Urcos, Arno, Capitanía y Resguardo.

En la madrugada del día 6 de diciembre de 1880 las torpederas chilenas hacían el acostumbrado paseo de vigilancia, cuando la Fresia fue sorprendida por el ataque de la lancha Arno, la cual era escoltada por las otras tres lanchas.

Comenzó un pequeño combate, en el cual la Fresia, no tenía esperanzas de ganar. Al oír los disparos, la escuadra chilena se dirigió a prestar ayuda, quedando al alcance de los disparos de los fuertes peruanos. El capitán Viel, que estaba al mando de la escuadra debido a la ausencia de Riveros, ordeno retirarse del alcance peruano, produciéndose durante dicha acción el hundimiento de la Fresia al ser alcanzado por un proyectil lanzado por los fuertes.

Bloqueo al puerto de Callao

Ya había pasado demasiado tiempo de inactividad para la escuadra chilena, cuando recibió la orden de bloquear el puerto peruano del Callao.

Esta vez el bloqueo no seria pacifico; las instrucciones eran claras, se debía destruir y bombardear cualquier embarcación peruana apostada en el lugar y haciendo entrar las lanchas torpederas al puerto para evitar la huida de las embarcaciones enemigas. Todas estas actitudes, no hacían mas que mostrar la falta de capacidad del gobierno chileno para lograr la paz por medios más pacíficos.

Los buques encargados de tal acción eran el Blanco Encalada, Pilcomayo, Huascar, Angamos, Matías Cousiño, y las torpederas Janaqueo y Guacolda.

Al amanecer del día 9 de abril de 1880 entraba el Huascar al Callao escoltando a las lanchas torpederas chilenas, con la misión de destruir a los buques peruanos Atahualpa y La Unión que se encontraban en el lugar. El Huascar y la Guacolda calcularon mal el tiempo de reunión, dejando sola a la Janaqueo. Su capitán, el teniente Goñi, en vez de esperar a sus compañeros, se lanzo solo a cumplir el plan, pasando entre buques neutrales hasta llegar frente a la Unión. El capitán chileno, convencido de que cumpliría con su misión, dio la orden de lanzar el primer torpedo contra el buque peruano. Lamentablemente para sus pretensiones, no contaba con la suspicacia del comandante Villavicencio de la embarcación peruana, el cual hizo rodear su embarcación con una red que hizo chocar el torpedo sin causar ningún daño a su embarcación, previniendo así, cualquier ataque inesperado.

El 10 de abril fue notificado el bloqueo por el almirante chileno Galvarino Riveros, dando tiempo así a los neutrales a tomar las provisiones del caso.

El 22 de abril, se efectúa el primer bombardeo sobre el Callao, realizado por el Huáscar, Pilcomayo y Angamos, quienes se ensañaron con la Dársela y los fuertes, pero por la distancia, causando muy poco daño. Los ataques fueron repetidos en numerosas ocasiones, sin lograr algo realmente importante para la escuadra chilena.

El bloqueo al Callao, se prolongó por alrededor de 9 meses.

Bombardeo de Arica

Ya el Huáscar en posición de la armada chilena luego del combate naval de Angamos, debido al pésimo estado en que quedo por el bombardeo del Cochrane y el Blanco Encalada, debió ser llevado para su reparación y reforzarlo al puerto chileno de Valparaíso.

El elegido para comandar el monitor que tantos problemas había dado a Chile fue el capitán de fragata Manuel Thompson, quien una vez reparado el buque lo dirigió al norte, con rumbo al puerto peruano de Arica para unirse al resto de la escuadra chilena que mantenía el bloqueo del lugar.

Se le habían instalado al monitor dos cañones de 40 libras con alcance de 7000, por lo cual lo hacían un buque de temer para los fuertes peruanos ubicados en el morro.

El Huáscar se acerco demasiado a tierra con la intención de bombardear el ferrocarril, recibiendo una lluvia de proyectiles desde los fuertes y del monitor Manco Cápac, que funcionaba como fuerte flotante. Una de esas descargas dio de lleno en el monitor, causando mucho daño al buque y dejando varios heridos.

El bombardeo llevaba casi una hora, donde la escuadra disparaba y se alejaba del alcance de la artillería enemiga.

A media tarde y cuando el bombardeo había acabado, el Manco Cápac se puso en movimiento para llamar la atención del enemigo y así acercarlo a las posiciones de defensa. El comandante Thompson acepto el reto, acelerando los motores para espolonear al buque peruano, pero fue tanta la presión ejercida en las calderas que estas explotaron dejando inmóvil al monitor chileno a merced del Manco Cápac, el cual abrió fuego contra el dando de lleno con un proyectil de 500 libras, dando muerte así al comandante Thompson.

El segundo comandante del monitor toma el mando, sacando al Huáscar de la línea de fuego enemigo.

Captura de la Pilcomayo


El Blanco Encalada se encontraba haciendo reconocimientos cerca del puerto peruano de Mollendo cuando desde sus posiciones se divisaron tres humos al sur, que venían en dirección al blindado chileno. Eran los buques peruanos la Unión, Pilcomayo y el Chalaco.

La Unión al reconocer al Blanco y sabiendo que este era muy superior a cualquiera de los tres, retrocedió tomando rumbo al sur, al encuentro de los 2 buques que lo acompañaban. Reunidos los tres comandantes, forjaron el plan de huida para evitar ser capturados. La Unión, el más rápido de los tres, debía atraer al blindado dando así tiempo a sus aliados para huir, por lo cual tomo rumbo al oeste llamando la atención del enemigo, mientras la Pilcomayo tomo rumbo a toda maquina hacia el sur y el Chalaco tomo rumbo sureste.

El almirante Galvarino Riveros, sabedor de la velocidad de la Unión y de lo difícil que seria darle alcance se decidió ir tras la Pilcomayo a toda maquina.

El comandante del buque peruano, don Carlos Ferreiros, se percata que su perseguidor se acercaba rápidamente y sabia que seria imposible huir, por lo cual cito a sus oficiales para decidir la suerte de su buque. La decisión fue tomada rápidamente, debían incendiarlo o hundirlo, evitando así caer en manos del enemigo.

Ya a menor distancia el Blanco comenzó a disparar sobre la cañonera peruana causándole mucho daño, mientras eran abiertas las válvulas de esta y desparramo sobre su buque todo elemento inflamable para poder quemarlo. Al iniciarse el incendio, detuvo el buque arriando los botes para salvar a su gente, los cuales con banderas blancas anunciaban que no entrarían en combate.

El almirante chileno al llegar al lugar hizo abordar la cañonera enemiga por el comandante Goñi, el cual arrió la bandera peruana que se mantenía flameando, cambiándola por la chilena. Se envió gente a apagar el incendio y cerrar las válvulas, evitando así la perdida de la nave. Una vez cumplida la misión, fue llevada la cañonera a remolque por el Blanco hasta Pisagua, reparado el buque fue llevado a Valparaíso.

Combate de Angamos

El Huáscar había sido enviado a su cuarto crucero al sur por el general Prado contrariando el consejo del almirante Grau. Este creía que los fondos del Huáscar estaban excesivamente sucios y que la velocidad de su buque se vería disminuida por el largo y continuo servicio. Pidió que se le permitiera ir al Callao donde estaban las únicas posibilidades de hacer las mejoras necesarias, pues sabia que su buque era demasiado valioso para someterlo a riesgos innecesarios. Prevalecieron otras opiniones y la ultima esperaza del Perú zarpó al sur el día 20 de septiembre con su bravo comandante. Este para no volver nunca mas, y el buque para sumarse al ya superior poderío enemigo.

A las 2 de la mañana del día 5 de octubre, después de escoltar al Rímac hasta Iquique donde desembarco un cuerpo de tropa al mando del general Bustamante, apareció acompañado de la Unión frente a Coquimbo. Las maniobras de estos dos buques fueron admirables. Reinaba el silencio más perfecto cuando pasaron rozando el buque ingles Pensacola. No se hizo un solo disparo en las baterías de tierra. Después de navegar durante una hora por la bahía, sin encontrar transportes y sin despertar a las baterías, los dos buques salieron al sur. Todo el día siguiente evolucionaron al sur del puerto donde interceptaron dos vapores de la carrera que les dieron noticias de los movimientos de buques chilenos hacia el norte. Durante el 6 y 7 de octubre, los buques navegaron con rumbo norte y a pesar de habérsele ordenado a Grau que no se acercara a Antofagasta, donde se creía estaba la escuadra chilena, decidió comprobarlo justificando su desobediencia con las informaciones recibidas. Se le había icho además que el Cochrane estaba anclado y que no podía usar su maquina, pues estaba averiada. Esto no era inexacto, pero ya se le habían reparado, zarpando junto a la escuadra chilena..

Dejando a la Unión patrullando frente a Punta Tetas, el Huáscar se acerco a Antofagasta a la 1:30 de la mañana del día 8 de octubre. Sin encontrar nada de interés, volvió junto a la Unión. Ambos buques emprendieron rumbo al norte. Pocos minutos después, descubrieron el humo de tres buques que venia aun muy lejos. Los humos pronto fueron reconocidos como de guerra y se cambio rápidamente de rumbo hacia el sudeste.

La escuadra chilena había cargado carbón en mejillones y se había hecho a la mar la noche del 7 de octubre con dos divisiones; la primera había salido a las 10 de la noche al mando del comandante Reveros, compuesta por los buques más lentos: el Blanco, la Covadonga y el Matías Cousiño por la costa hacia Antofagasta. La segunda división, al mando del comandante Latorre, formada por el Cochrane, la Ohiggins y el Loa, había salido a la una de la mañana del 8 de octubre, con orden de cruzar por Punta Angamos a 25 millas de la costa. Este plan obedecía a ordenes dadas por el ministro de guerra don Rafael Sotomayor, el gestor de esta estrategia.

La primera división debería navegar pegada a la costa y la segunda a 40 millas de ella.

A las 3:30 de la mañana, el vigía del Blanco avista dos humos al sur, acercándose a Punta Tetas, distante seis millas. Al salir el sol ambos contendientes se reconocieron. El Huáscar navego durante una hora hacia el suroeste seguido por el Blanco, la Covadonga y el Matías Cousiño. El comandante Riveros vio pronto que la caza no tenia esperanza debido a la velocidad superior de los peruanos, pero con la posibilidad de que se pudiera producir una avería en las maquinas del enemigo o de que cambiara de rumbo y se encontrara con la segunda división, siguió la persecución.

Se puede plantear la pregunta de por que huyeron los buques peruanos?. Por que no dieron combate?. La Unión tenia una artillería superior a la de la Covadonga y que los dos buques peruanos tenían una ventaja enorme, la velocidad que alcanzaban sus naves. La respuesta es simple. Las ordenes que tenia el almirante Grau eran terminantes, no debía arriesgar sus buques, ya que la perdida del Huáscar daría a los chilenos el control del mar.

Grau al ver que se iba distanciando rápidamente de sus perseguidores cambio de rumbo y redujo la presión de las maquinas. Como había estado en cubierta toda la noche, bajo a su camarote a descansar.

A las 7:15 AM se vieron nuevamente humos en el horizonte hacia el noroeste. Eran el Cochrane y sus acompañantes. El Huáscar había sido avistado en el mismo momento por los vigías del Cochrane y se envió al Loa a reconocer el humo.

El almirante Grau que había subido a cubierta, tenia confianza en que podía eludir al Cochrane, ya que su ultima información era de que alcanzaba solo 8 nudos y se acerco al Loa. Pero al ver que el buque chileno navegaba mucho más rápido de lo que se esperaba, ordeno cambiar rumbo al este y marchar a toda maquina.

La Unión que venia junto al Huáscar, por ordenes del almirante tomo rumbo hacia Arica a toda marcha seguida hasta el anochecer por la Ohiggins y el Loa

Grau se dio cuenta que su única esperanza estaba en la velocidad, pero dándose cuenta que estaba siendo alcanzado por el buque chileno ordeno zafarrancho. Al prepararse para el combate, se produjo un desperfecto en el buque peruano, que no tardaron en reparar. A LAS 9:25 EL Huáscar viéndose alcanzado abrió fuego con los cañones de la torre. El segundo disparo reboto frente al buque chileno, entro por la proa que no estaba blindada y después de atravesar la cocina, causando averías menores, fue a caer sin explotar en la cubierta. En esos momentos, el Blanco encalada estaba a 6 millas de los combatientes

El Cochrane no respondió los disparos del Huáscar por que sabia que eso provocaría el tener que disminuir la velocidad y se les escaparía Grau. Cuando ya se encontraba lo suficientemente cerca del buque peruano, el comandante Latorre ordeno disparar. Uno de sus primeros tiros penetro en el blindaje del Huáscar y al explotar entro en la torre donde prendió fuego a la madera del forro matando a unos e hiriendo a otros de los marinos que se desenvolvían ahí. En respuesta una bala del monitor peruano dio en el costado blindado del Cochrane. La plancha quedo abollada, los pernos removidos y el respaldo aplastado.

A las 9:40 el Huáscar viró a babor con la intención de espolonear al Cochrane, pero este cambio de rumbo y lo siguió paralelamente. A las 9:45 la torrecilla del Huáscar fue blanco de una bala que exploto en su interior haciendo volar en pedazos al gran héroe peruano almirante don MIGUEL GRAU SEMINARIO. Solo un pie y unos fragmentos pudieron ser rescatados. El almirante dirigía generalmente la acción con la cabeza y los hombros descubiertos sobresaliendo de la torre. La bala debió darle en la cintura. El mismo tiro causo la muerte también del teniente Ferre, ayudante de Grau, separado solo por una rejilla de madera. El tiro corto el timón de combate se ladeo y navego hacia el este hasta que se pudieron hacer las reparaciones que le permitieron volver rumbo al norte, pero entonces otro tiro atravesó el blindaje de la torre, en la parte mas protegida, a la izquierda del costado del cañón derecho, matando e hiriendo a la mayoría de los artilleros. Entre estos se contaba el capitán Melitos Carvajal, jefe de estado mayor que había bajado a informar al segundo comandante don Elías Aguirre que le correspondía el mando. Una segunda dotación de artilleros ocupo sus puestos en la torre. La tripulación peruana estaba totalmente desmoralizada por la perdida de su comandante. La cámara y los camarotes estaban llenos de hombres y oficiales heridos.

El Cochrane trato ahora de espolonear, cayendo sobre el Huáscar en ángulo recto, disparando su cañón delantero. El timonel no oía las ordenes de Aguirre situado en una de las escotillas de la torre y sus palabras debían ser retransmitidas hasta la cubierta baja.

Eran las 10:10 y el Blanco llegaba a la escena de combate, pasando entre el Huáscar y el Cochrane en momentos en que este se preparaba a espolonear por tercera vez. Para evitar el peligro en que lo ponía el espolón del Blanco, el Cochrane tuvo que maniobrar a babor. El Huáscar viro en dirección al Blanco con intención de espolonearlo, pero el buque chileno lo esquivo disparando una ráfaga que mato a los hombres del timón.

Debido a la cantidad de disparos que habían traspasado la chimenea, hizo que el nivel del agua bajara a tal punto que se quemaron los tubos haciendo escapar gran cantidad de vapor. Esto hizo creer a los chilenos que habían sido alcanzadas las calderas, lo que no era verdad.

Seguía el bombardeo contra el Huáscar. A las 10:25, cayo abatida su bandera, pareciendo por unos momentos rendido, con lo que cesa el fuego. Pero uno de los cargadores se dirigió a popa e izo otra bandera en el tope, reanudándose el combate. El siguiente tiro contra el Huáscar, penetra nuevamente en la torre matando a todos los que ahí se encontraban, incluido el comandante Aguirre. El mando había recaído ahora en el cuarto oficial, teniente Pedro Garezón. El buque estaba casi sin gobierno y se incendiaba en varios lugares; pero todavía la maquina seguía trabajando y el cañón izquierdo aun disparaba. Ahora era el turno de la Covadonga, que había llegado al lugar, disparando también contra el buque peruano. El Huáscar se hallaba en una lucha heroica pero desesperada contra tres buques de la escuadra chilena..

El teniente Garezón, después de llamar a un consejo de oficiales, envió al teniente Ricardo Herrera con ordenes para que se abrieran las compuertas para tratar de hundir al terror del pacifico, evitando así que cayera en manos enemigas. Cuando la estaban abriendo, intervino el teniente Simpson del Cochrane, pistola en mano, que había abordado el Huáscar junto a otros chilenos.

Al tomar posesión del buque, los chilenos se dieron cuenta que solo actuando con rapidez serian capaces de salvar el buque, debido a que el agua ya estaba ingresando con mucha fuerza y en varias partes mas se habían declarado incendios, que fueron sofocados. Se vació el agua, salvando al buque y los heridos y prisioneros fueron llevados a los buques chilenos.

La maquina del Huáscar no había sufrido desperfectos serios y tres calderas aun estaban funcionando, lo que permitió ser llevado al puerto de Mejillones.

La campaña naval estaba prácticamente perdida por el Perú, los chilenos eran ya dueños del pacifico.

La Corbeta Unión a Magallanes



El Presidente peruano al leer los documentos oficiales chilenos encontrados en el Vapor Rímac, se enteró de la llegada del New Castle y el Gleneg, 2 buques cargados de armamentos que se dirigían a Chile por el estrecho de Magallanes.

Era una ocasión muy importante de dar un duro golpe al enemigo, tomando prisioneros los buques y apoderarse por consiguiente del valioso cargamento, por lo cual envió a la Unión rumbo al sur a cumplir con la delicada misión.

El 13 de agosto de 1879 llegaba a su destino el comandante García y García con su buque a esperar a su presa. Tenía la idea de que el primer buque ya había pasado, pero que el segundo debería aparecer de un minuto a otro, por lo cual partió a Punta Arenas en busca de información.

El tiempo pasaba y no había noticias del buque ingles. Cuando estaban frente a la bahía de Fresh Water se avistaron humos, por lo cual el comandante peruano ordena zafarrancho de combate, pero lamentablemente para sus fines solo era un buque alemán llamado Sakkarab. El problema era que ese buque iba con rumbo a Valparaíso, donde debía llegar en 4 días, dando la alarma de la posición del buque peruano, obligando a este a regresar al norte sin poder haber cumplido su misión.

Combate Naval de Antofagasta


El 28 de agosto de 1879 el Huáscar se acerco al puerto de Antofagasta con la intención de cortar el cable submarino para evitar la comunicación del centro de operaciones enemigas con el resto de Chile sin darse cuenta que el Abtao se encontraba entre los buques neutrales.

El monitor seguía buscando sin tomar precauciones, cuando el comandante del buque chileno don Aureliano Sánchez abrir fuego contra él. Grau pareció sorprendido, no esperaba entrar en combate, pero los cañones del Abtao volvieron a disparar.

Desde los fuertes de tierra comenzaban a prepararse para apoyar el ataque del chileno contra el monitor, cuando la Magallanes también se acercaba al lugar.

La tripulación del Huáscar asombrada tomaba sus puestos, cuando los fuertes hicieron tronar sus cañones, pero sin siquiera acercarse al monitor.

Al salir de su sorpresa, el Huáscar contraataco disparando sobre el Abtao, que a pesar de recibir el impacto se mantuvo en acción.

Se disparaba sin tregua, pero sin causarse daño grave a ninguno de los participantes.

El segundo proyectil lanzado al Abtao dio certeramente en el blanco, dejándolo fuera de combate. Los fuertes fueron el próximo objetivo del monitor a los cuales disparaban sin darles tregua. En uno de esos disparos uno de los cañones del Huáscar se desmonto, yéndose contra el teniente Carlos de los Heros matándolo instantáneamente.

La Magallanes no pudo llegar al lugar, pues el Huáscar tomo rumbo al norte alejándose de Antofagasta.

Andadas del Huáscar

Al estallar la Guerra del Pacífico, la Escuadra chilena era inmensamente superior en número y capacidad de acción y fuego a la peruana. Se suponía que el dominio del mar sería tarea fácil, más aún luego que la Independencia encallara en Punta Gruesa, pero el Huáscar, con su comandante, el Contralmirante Miguel Grau Seminario, tenían algo que decir.

Desde el inicio de las acciones hasta la captura del Fantasma del Pacífico en el Combate Naval de Angamos, el buque peruano recorrió las costas chilenas manteniendo en jaque a la Escuadra chilena, quien pese a todos sus esfuerzos eran burlados una y otra vez por la temeridad mostrada por el jefe peruano.

A continuación veremos las acciones, a veces increíbles, del buque llamado Huáscar.

Su primera aparición fue el 21 de Mayo de 1879, cuando aparece en la rada de Iquique enfrentando a la Corbeta Esmeralda en el Combate Naval de Iquique, hundiéndola luego de varias horas de Combate.

Fuera de todo cálculo vuelve a aparecer el día 10 e julio de 1879 en el puerto de Iquique, sabiendo que la Escuadra bloqueadora al anochecer se retiraba del puerto para evitar el ataque desde tierra, dejando solamente a la Corbeta Abtao, la cual era la presa elegida de Grau, que aunque sabía que se encontraba en el puerto el Blindado Cochrane y la Cañonera Magallanes no dudo en romper el Bloqueo de Iquique.

Pasada la medianoche del 10 de Julio acogido por la oscuridad ingresa al puerto, pero contrariamente a todos los informes recibidos, el Contralmirante Grau estalla de ira al darse cuenta de que la Abtao no se encontraba. Pero la maniobra era muy arriesgada para irse con las manos vacías, por lo cual siguió su búsqueda encontrándose en pocos minutos frente al Transporte Matías Cousiño. El Comandante de esta última nave, Capitán Castelton, no daba crédito a lo que veía. El siguiente fue el dialogo entre los comandantes de ambos buques en la oscuridad de la noche:(1)

Grau:.- ¿Qué buque es?

Castelton:.- El Matías Cousiño

Grau:.- ¿Cómo está Ud. Castelton?

Castelton:.- Muy bien señor, gracias.

Grau:.- ¿Que carga tiene a bordo?

Castelton:.- Carbón

Grau:.- ¿Dónde están los buques?

Castelton:.- Por aquí alrededor

Grau:.- ¿Y el Abtao?

Castelton:.- Al S. O.

Grau:.- Bien, Capitán, embárquese en sus botes porque lo voy a echar a pique.

Luego de terminar el dialogo, el Matías Cousiño trató de huir, pero el Huáscar procedió a disparar sobre el transporte chileno para impedirlo. Las detonaciones de los proyectiles alertaron a Juan José Latorre, Comandante de la Cañonera Magallanes, quien fue en ayuda de la pequeña embarcación, poniéndose frente al Monitor peruano, el cual se lanzó en ataque de espolón sobre la nave, que en tres veces esquivó la mortal arma peruana.

Mientras esto ocurría, el Cochrane se acercaba a la escena. El Comandante peruano no estaba dispuesto a arriesgar su nave en un Combate inútil y emprende la retirada escoltado por la misma oscuridad que lo acompañó en su ingreso.

Aunque no cumplió su objetivo de batir a la Corbeta Abtao, Grau había dejado bien claro, que los buques chilenos no se podían confiar en su superioridad de medios.

Lo volvemos a ver en escena el día 17 de julio, cuando sale junto a la Unión desde Arica con rumbo al Sur destruyendo las lanchas y embarcaciones en Chañaral, Caldera, Carrizal y Pan de Azúcar. Al amanecer del 23 de Julio se encuentran en las cercanías de Antofagasta, donde se produce la Captura del Rímac, vapor chileno que llevaba a los Carabineros de Yungay. Hecha la tarea vuelve con su presa al Puerto de Arica, siendo recibido con el más grande júbilo, mientras en Chile este hecho causaba la mayor indignación.

La última vez en aparecer el Contralmirante Grau al mando del Huáscar se produjo el 8 de Octubre de 1879, en el Combate Naval de Angamos, donde es muerto el valiente Comandante peruano y capturado su Monitor.

Bombardeo a Antofagasta


El 26 de Mayo el Huáscar hacer su entrada al Puerto de Antofagasta, disparando su primer cañonazo sobre los regimientos apostados en ese puerto. La Covadonga se mezclo entre los buques neutrales extranjeros que se encontraban atracados, mientras el Rímac se lanzaba a toda máquina rumbo al sur.

En un principio el Huáscar salió en persecución del buque chileno, pero después de una hora sin poder darle caza, con escasez de carbón emprende su regreso. Lentamente se acercó al puerto en busca de la Covadonga, la que se encontraba entre buques extranjeros, no pudiendo disparar, evitando así dañar a algún buque neutral. Los mercantes también se interponían a la idea de Grau de bombardear los condensadores de agua.

Sólo estaba a la vista la aduana.

El primer disparo hecho por Palacios cayó cerca de los depósitos de salitre, luego los siguientes destruyeron cañones chilenos sobre la aduana y la condensadora. Cañonearon el puerto, dejándolo en muy malas condiciones. El Huáscar de retiró del lugar rumbo al norte.

Captura del Transporte Rímac

Los buques peruanos Huáscar y la Unión luego de enterarse del bombardeo de Iquique, zarpan rumbo a mares chilenos en busca de causar el mayor daño posible a su enemigo.

El 18 de julio de 1879, encontrándose frente a Mejillones, se regocijaban pensando en que tenían 700 millas de mar enemigo para acechar.

La primera víctima que cayo en las garras del Huáscar fue el mercante chileno Adelaida Rojas, que transportaba 1.700 toneladas de carbón. Luego la Unión captura el bergantín Savoy Jack cargado de cobre. Estos dos buques fueron abordados y enviados al Perú con tripulaciones sacadas del Huáscar y la Unión respectivamente.

Después decidieron separarse para abarcar más.

La Unión entra a Caldera y el Huáscar siguió rumbo al sur. Ambos buques cañonearon puertos y embarcaciones menores chilenas.

Capturaron otro mercante chileno lleno de cobre, el Adriana Lucia. La presa más importante estaba por llegar.

El Paquete Maule con un batallón de infantería y armas, proveniente de Valparaíso con destino a Antofagasta, tuvo la fortuna de pasar de noche y sin luces por donde esperaban al asecho los buques peruanos, llegando a salvo a su destino, pues no fueron vistos por los enemigos.

No corrió la misma suerte el buque chileno Rimac que transportaba a uno de los mejores regimientos con que contaba Chile, los Carabineros de Yungay con sus finos caballos que también iban a bordo.

La desgracia estaba en el aire, el coronel Manuel Bulnes, oficial al mando del regimiento chileno, estaba nervioso, faltaba poco para llegar a Antofagasta, pero presentía que algo no andaba bien.

Desde Antofagasta, el ministro Santa María, había recibido noticias que los buques peruanos andaban en mares chilenos, lo que ponía en peligro sus embarcaciones que venían del sur, por lo cual envió al Cochrane a proteger a sus embarcaciones menores, pero ya era tarde. Los buques peruanos no dejarían pasar esta oportunidad.

La Unión avista al Rimac, el cual al darse cuenta del peligro cambia rumbo rápidamente hacia el oeste, seguido de cerca por el buque peruano.

El Huáscar apareció en escena frente al desesperado Rimac, cortándole el paso. El transporte chileno estaba rodeado.

García y García, comandante de la Unión quería capturarlo intacto, con su valioso cargamento y siguiendo de cerca disparaba mas que nada para intimidar la rendición que para hundirlo. Se le unió la artillería del Huáscar. No había mas que hacer, el coronel Manuel Bulnes considero que no valía la pena arriesgar a su regimiento y caballería en un combate inútil, por lo que mando izar bandera blanca en señal de rendición.

El Rimac paro sus maquinas, los carabineros arrojaron sus rifles al mar.

El capitán de fragata Meliton Carvajal y el teniente Palacios, oficiales del Huáscar, abordaron el vapor donde sobre la cubierta se encontraban los 300 chilenos, que siendo tomados prisioneros, fueron enviados en el monitor rumbo a Arica.

El Rimac paso a manos peruanas con un cargamento de 215 caballos, 245 Carabineros de Yungay, 55 soldados, 200.000 cartuchos Comblain, 150 carpas, 448 pares de botas, 700 toneladas de carbón.

La travesía de los buques peruanos en aguas enemigas había terminado. Los dos buques satisfechos volvían a Arica.

Bombardeo del Puerto de Iquique


La Escuadra chilena estaba ofuscada. El Almirante Juan W. Rebolledo maldecía su mala estrella.

Su viaje al Callao para sorprender a la escuadra enemiga había fallado, y en su lugar los buques peruanos habían azotado Iquique.

La noche anterior habían tenido en la mira al Huáscar, pero también habían fallado, permitiendo la huída del monitor.

Furioso con tanto traspié, Williams Rebolledo debía descargar su ira. La forma era una sola: Bombardear el puerto peruano de Iquique.

El oficial peruano Delhorme, destinado en Iquique, se encontraba en el morro cuando al apreciar la bahía, noto que los buques chilenos que mantenían el bloqueo no se encontraban en sus posiciones acostumbradas, sino que estaban en formación de ataque apuntando sus cañones hacia el puerto.

El bombardeo lo comenzó el Blanco Encalada apuntando sobre la prefectura. Esta vez no hubo aviso que permitiera evacuar a los civiles. Una lluvia de proyectiles siguió al del buque del Almirante, destruyendo todo lo que había a su alcance. Toda la ciudad temblaba con los atronadores golpes de fuego.

Mas de 40 cañonazos azotaron la ciudad, después de los cuales la Escuadra chilena volvió a sus antiguos lugares a mantener el bloqueo.

Combate Naval de Punta Gruesa

La Covadonga huía de la Independencia mientras la atacaba. Una bala de la Covadonga deshizo la escotilla de la máquina. En el puente de la Independencia estaban Moore con los Tenientes Palacios y Narciso García y García. Moore maldecía, sus ordenes eran ejecutadas con impericia. Otro bombazo trizo el puente por la mitad. Rifleros desde la orilla disparaban sobre la Covadonga.

La Independencia acosaba a los chilenos contra la caleta de molle, tratando de encerrarlo, esperando la aparición del Huáscar, pero nuevamente la Covadonga esquiva a su perseguidor por fondos bajos.

Siete a doce brazas limpias de profundidad en Punta Gruesa le fue anunciando a Moore. Ahí, tenía planeado espolonear.

Sonda en mano anunciaba la profundidad. 10,9 brazas. Desde la Covadonga tiroteaban furiosamente a la Independencia. Ya veían a la corbeta hundida o rendida. Ni More ni sus oficiales se movían del puente. A proa el Alférez Guillermo García y García espada en mano espera que se acorte la distancia.

Cuando la profundidad era de ocho brazas la Independencia acelera para dar el golpe final.

Los timoneles de la Independencia en una pésima maniobra dirigían al blindado hacía la costa, mientras Guillermo García y García caía despedazado por el fuego chileno.

Las rocas partían la Independencia. El feroz chirrido detuvo al imponente buque descuajando las calderas.

More no podía explicar el desastre. El blindado inmóvil, prácticamente destruido, el Huascar no aparece y la Covadonga regresa a dar el último golpe.

Los marineros saltaban al agua, pero More ordenó mantenerse en sus puestos. El agua comenzaba a filtrarse en el buque. Viendo lo crítico de la situación se ordenó prender fuego a la Santa Bárbara y arriar los botes para abandonar el buque.

La Covadonga empezó a hacer fuego sobre la embarcación, que aunque inmóvil, mantenía su bandera a tope, signo de que se mantenía el combate.

El Coronel Manuel Chapel respondía el fuego con sus infantes sobre el blindado peruano.

La Independencia sigue cayendo hacia estribor. La metralla había quebrado la driza que sostenía en alto el bicolor peruano. El marinero peruano Federico Navarrete corrió a repararlo. Después de cumplir su heroica misión cae muerto por una bala que lo atravesó.

Juan Guillermo More y su Independencia han sido derrotados. Ahora, el Huáscar tendrá que pelear solo.

Todo había acabado para el blindado más poderoso del Perú, cuando el Huáscar fue avistado.

La Covadonga al percatarse huyo rumbo al sur, ya habían hecho más de lo que se esperaba.

Combate Naval de Iquique


El Combate Naval de Iquique marca lo que sería de ahí en más la Guerra del Pacífico. Con la muerte de Prat nace una leyenda en Chile, que impulsa a cada uno de los ciudadanos a los cuarteles para defender la Patria. Su ejemplo y el de la Tripulación de la Esmeralda, hizo renacer el amor patrio. Por otra parte sobresale la imagen de Miguel Grau, un hombre como pocos: excelente marino y estratega, pero sobretodo un Caballero. El era la Marina del Perú, y supo dejarla muy en alto.

El Huáscar con la Independencia se encontraban en el puerto de Pisagua, buscando información sobre la escuadra enemiga. Ahí le informaron al almirante Grau que la escuadra chilena había partido rumbo al Callao para enfrentarse con ellos y que solo habían dejado a los dos buques mas débiles con la misión de bloquear Iquique: La Esmeralda y la Covadonga, pero advirtiéndoles que tenían noticias de que la primera estaba rodeada de torpedos.

Ya llegando a Iquique, Grau reunió a su tripulación y les dijo:

Tripulantes del Huáscar, estamos a la vista de Iquique, allí no solo están nuestros afligidos compatriotas de Tarapacá, allí esta el enemigo todavía impune, ha llegado la hora de castigarlo, espero que lo sabréis hacer.

¡Viva el Perú!

Amanecía el día 21 de Mayo de 1879 sobre la rada de Iquique. Las tripulaciones de los buques chilenos Esmeralda, al mando del capitán don Arturo Prat y la Covadonga al mando de Carlos Condell, naves encargadas de bloquear este puerto despertaban sin saber que en pocos minutos mas deberían batirse con las mejores y más poderosas naves peruanas: El Huáscar, al mando del almirante don Miguel Grau y la Independencia al mando del capitán More.

Los chilenos estaban muy desconsolados ya que la escuadra chilena había partido rumbo al Callao en busca de la escuadra enemiga, siendo ellos los que se llenarían de gloria y que ellos no podrían demostrar lo que serian capaces de hacer por la patria, encargados solamente de sostener el bloqueo de Iquique.

La camanchaca cubría los buques, reposados tranquilamente en la bahía, De pronto el vigía de la Esmeralda avista dos columnas de humo y dando la voz de alarma grito: DOS HUMOS AL NORTE!!

Prat y Condell trataban de identificar los buques que se acercaban, lo que lograron solo cuando la camanchaca desaparecía. Eran los buques peruanos el Huáscar y la Independencia.

Desde las playas peruanas se agrupaban las gentes avivando a sus buques y listos para presenciar una fácil victoria para su gran escuadra y su orgullosa bicolor. Nunca imaginaron el arrojo y valentía de los marinos chilenos. Mientras en la costa el coronel peruano Belisario Suárez, pedía a la gente volver a sus casas. Los infantes de marina ocuparon sus puestos, las cornetas del Huáscar tocaban al ataque.

El aspirante Villavicencio izo ordenes a la Independencia, que navegaba por Punta Piedras de abrir fuego.

Prat daba instrucciones a Condell para entrar en combate, cuando el Huáscar dispara el primer cañonazo de advertencia ordenado por el gran almirante Grau. Este disparo cayó en medio de los dos buques chilenos y tenía como fin intimidar a estos y la posterior rendición de las débiles embarcaciones chilenas.

El capitán Carlos Condell, al ver que la Independencia iba hacia el sur, con intenciones de cerrar el paso en esa dirección a los chilenos, puso toda maquina hacia Antofagasta, logrando pasar antes de ser interceptado. El Lamar, otro buque chileno que estaba en el bloqueo, por ordenes del capitán Prat, ya había tomado minutos antes rumbo al sur, alejándose del combate. La Independencia emprendió persecución sobre la Covadonga.

Quedaban solo dos buques en Iquique, frente a frente: El Huáscar y La Esmeralda.

Prat, después de asegurarse que su tripulación había desayunado, bajo a su camarote, poniéndose su uniforme de parada, tomó su sable y al subir a cubierta, se dirigió a su tripulación diciendo:

MUCHACHOS, LA CONTIENDA ES DESIGUAL. NUESTRA BANDERA NUNCA HA SIDO ARRIADA ANTE EL ENEMIGO Y ESPERO QUE NO SEA ESTA LA OCASIÓN DE HACERLO. MIENTRAS YO VIVA, ESA BANDERA FLAMEARÁ EN SU LUGAR Y SI YO MUERO MIS OFICIALES SABRÁN CUMPLIR CON SU DEBER.

¡VIVA CHILE!

La Esmeralda tuvo que quedarse en su fondeadero ya que sus calderas y maquinarias estaban en pésimas condiciones, manteniéndose cerca de la costa para así evitar que Grau los bombardeara copiosamente por miedo de herir a sus compatriotas apostados en las playas. En el Huáscar, se habían recibido noticias que la Esmeralda no se movía debido a que estaba rodeada de torpedos. Este pensamiento se debió a que días atrás los chilenos en simulaciones de combate habían hecho explotar unas bombas, lo que llego a oídos de las autoridades peruanas de Iquique, haciendo creer a esto que la explosión se debía a torpedos. Este engaño involuntario evitaba así que la débil embarcación chilena fuera espolonada por el Huáscar.

Hasta ese momento la Esmeralda no recibía un daño considerable, debido a la mala puntería de los artilleros peruanos; los esmeraldinos, a pesar de dar en el blanco, no eran capaces de traspasar el blindado del buque peruano.

De pronto la Esmeralda comenzó a recibir fuego desde las guarniciones peruanas en tierra, lo que causo gran mortandad en los chilenos y peor aun obligo a moverse a la corbeta, alertando así al almirante peruano de la inexistencia de torpedos alrededor de los chilenos. Ya no existía impedimento para espolonear a la vieja mancarrona.

Acorralada entre dos fuegos, trato de alejarse, pero sus viejas calderas por el esfuerzo desplegado explotaron dejándola totalmente inmóvil, siendo bombardeada intensamente por el terror del pacífico, como también se le conocía al Huáscar. Su suerte no podía prolongarse. Grau sabia que era el momento de atacar, ordenando retroceder al monitor, para luego embestir al buque chileno con el espolón.

Consiente el Capitán chileno que con su armamento no sería capaz de vencer al enemigo, vio como única posibilidad el abordar al monitor, para así llegar al puente de mando de este. Tarea mas que imposible. Al ver que el Huáscar se aprestaba a espolonear a la corbeta, tomando en una mano su sable y en la otra su revolver, salto sobre la cubierta del Huáscar al grito de

¡AL ABORDAJE MUCHACHOS!

Por el ruido del combate solo fue escuchado a tiempo para seguirlo por el Sargento Juan de Dios Aldea y el marinero olvidado Luís Ugarte. Avanzando por la cubierta enemiga los valientes chilenos, en busca del puente enemigo, se encontraron con un oficial peruano, valiente marino que pidió la rendición a los chilenos. Pero Prat no había saltado al abordaje para rendirse y disparo contra el oficial del Huáscar, dándole muerte. Los tripulantes del Huáscar, viendo caer a su oficial abrieron fuego sobre Prat, atravesándole la sien causándole la muerte instantánea y el sargento Aldea caía herido también sobre la cubierta del monitor, en estado agonizante. Ya muerto su comandante, sólo quedaba una cosa que hacer para su tripulación: Vencer o Morir.

El Huáscar se lanzo por segunda vez sobre la ya inservible corbeta dando de lleno en el centro y dando también la oportunidad de saltar al abordaje del monitor peruano de un grupo de marinos chilenos, que seguían al teniente Ignacio Serrano. La suerte de estos valerosos héroes no podían ser distintas a la de su comandante, siendo acribillados en cubierta dejando muy mal herido al oficial, que fue llevado agónico por la tripulación peruana a un camarote para ser atendido por el cirujano de a bordo, por orden del almirante Grau.

Apenas dejaron solo a Serrano, éste trato de incendiar el buque enemigo, prendiéndole fuego a las cortinas de la habitación con una lámpara, lo que fue detectado por los tripulantes evitando que el fuego se propagara. Pocas horas después, muere por causas de sus heridas el valiente teniente chileno don Ignacio Serrano.

Mientras afuera el combate terminaba, la Esmeralda comenzaba a hundirse, no sin antes hacer el ultimo disparo por el guardiamarina Riquelme, quien se hundió junto a la corbeta.

Mientras Prat vivió, la bandera no se arrió y cuando él murió, sus oficiales supieron cumplir con su deber. Con el tricolor a tope la Esmeralda se hundía en la rada de Iquique.

Eran las 12:10 AM del 21 de Mayo de 1879, tras el tercer espolonazo, el combate había terminado.

El almirante Grau ordeno arriar los botes para rescatar a los sobrevivientes de la corbeta chilena.

Bombardeo del Puerto de Pisagua


Los buques chilenos Blanco Encalada y Chacabuco llegaron frente a las costas de Pisagua y comenzaron a bajar botes donde desembarcaban marineros chilenos armados con dirección hacia la costa.

Las fuerzas peruanas apostadas en tierra empezaban a ser distribuidas por el Coronel Moreno. Fueron enviados los jinetes del Escuadrón Guía en busca de las tropas del General Buendía, enviaron la Segunda Compañía rumbo al sector norte, al Comisario Benigno Maldonado con sus Gendarmes a la zona sur.

No esperando más el Coronel Moreno dio la orden de abrir fuego sobre las embarcaciones menores chilenas, lo cual fue respondido con cañoneos del Chacabuco hacia tierra, seguidos por fuego hecho por el Blanco Encalada.

Los botes chilenos replegados por la lluvia de balas que venían desde tierra comenzaron a retornar a sus buques.

El Blanco comenzó a apuntar ya no hacia las tropas, sino que hacia la ciudad, provocando un incendio en ella, especialmente en la aduana.

El Almirante chileno Juan Williams Rebolledo da aviso a tierra que en tres horas más bombardeará la ciudad completamente, y que en ese transcurso deberían huir del lugar.

Los bomberos trataban de sofocar el fuego, mientras que los soldados del Ayacucho retornaban a sus puestos y los civiles abandonaban la ciudad, subiendo a los cerros.

Comienza el mortal bombardeo, pulverizando la ciudad de Pisagua, haciéndola arder por completo.

Combate Naval de Chipana


La Magallanes comandada por el Capitán Juan José Latorre, estaba apostada en el puerto de Antofagasta. En la noche del 11 de abril de 1879, se le encomienda la misión de partir rumbo al puerto de Iquique para llevar un comunicado importante al ministro Rafael Sotomayor, el cual se encontraba a bordo del Blanco Encalada bloqueando dicho puerto.

Debía ser tarea fácil, ya que no se tenían noticias de la escuadra peruana en aguas cercanas, más, al amanecer cerca de la desembocadura del río Loa, el vigía del buque chileno logra divisar dos humos, y aunque no se reconocieron inmediatamente como enemigos, el comandante de la Cañonera ordena acercarse a tierra como medida de precaución.

Al acercarse las dos naves, la tripulación del buque chileno los reconoce como enemigos. Eran la Unión y la Pilcomayo, los cuales trataron inmediatamente de cortarle el camino hacia Iquique.

Latorre, debido a su importante misión no cambió el rumbo, acelerando solamente para tratar de esquivar la emboscada que caía sobre él. La Unión, comandada por García y García tomó la delantera, ordenándole al comandante de la Pilcomayo iniciar el ataque, el cual lanza disparos sobre la nave chilena sin causarle mayores daños.

La Magallanes solo avanzaba, mientras era atacada ahora también por la Unión. Latorre sopesando sus responsabilidades y el posible revés que podía sufrir junto a su embarcación, decide leer los documentos que transportaba a Iquique para luego romperlos evitando así que cayeran en manos enemigas.

Comenzó lo más fuerte del combate entre La Unión y la Magallanes, ya que la otra nave peruana había quedado resagada. Doscientas granadas habían cruzado los cielos de un contendor a otro, pero sin causar daño alguno.

García y García conciente de la superioridad de su nave, decide tratar de cortarle el paso a la cañonera. En ese preciso instante, dos disparos dan sobre la Unión, haciéndole perder estabilidad y dándole el tiempo suficiente al comandante chileno para dejar a su enemigo atrás.

La Unión quedó rezagada y caída sobre estribor.

La Magallanes llegaría a cumplir con su misión al puerto de Iquique.

El Bloqueo del Puerto de Iquique


La Escuadra chilena compuesta por los Buques Blanco Encalada, Cochrane, Esmeralda, O'Higgins y Chacabuco llegan a Iquique con el fin de bloquear el puerto para tratar de que la Escuadra peruana se dirigiera al lugar para enfrentarse en un solo y definitivo Combate.

El Capitán de Corbeta peruano Salome Porras, que se encontraba en Iquique, salió al encuentro del Blanco Encalada, que era el buque que tenía la bandera de Almirante. Siendo conducido a dicho buque, pide entrevistarse con el Almirante Juan Williams Rebolledo para protestar por la presencia de la Escuadra en el lugar, pero no fue tomado en cuenta y sin siquiera escucharlo le invitó a retirarse.

Williams Rebolledo, envió al Capitán Arturo Prat, en ese entonces ayudante del Ministro Rafael Sotomayor, a tierra a entregarle un comunicado al prefecto de Tarapacá.

Fue conducido por el mayor Manuel Loayza. El documento decía lo siguiente:

Republica de Chile

Comandancia general de la escuadra a bordo del blindado Blanco Encalada.

Sr. Prefecto:

A las 4 PM del día de hoy, voy a dar principio a la destrucción de las máquinas destiladoras de de agua a no ser que dejen de funcionar.

Lo avisa a ud. para su conocimiento

Dios guarde a ud.

J. Williams Rebolledo

Las autoridades Iquiqueñas no podían dejar de hacer funcionar su maquina, debido a que era la única forma de dar agua a la población peruana residente, por lo cual no pudieron acatar la orden del jefe chileno. El 6 de abril la Esmeralda destruye la resacadora de agua de la ciudad.

El inspector de aguas Guillermo Billinghurst debió ordenar el racionamiento de agua, bajándolo a solo un litro por persona al día. No podían tampoco acarrear agua en el ferrocarril, pues sabían que seria bombardeado si se ponía en movimiento.

La única alternativa que existía era hacer correr agua por cañerías desde Pozo Almonte y Nueva Soledad sin que se enterara la Escuadra chilena.

La campaña marítima


La escuadra chilena,al mando del contralmirante Juan Willians Rebolledo,inició la campaña con el bloqueo del puerto de Iquique.Al notar que era una medida infructuosa,el almirante Willians decidió enrumbar hacia el Callao y dejar en Iquique a las corvetas Esmeralda y Covadonga.Esta decisión fue favorable a los peruanos, ye que la estrategia del contralmirante Miguel Grau, jefe de la escuadra peruana, era evitar una confrontación directa con la flota chilena.